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Arado común

Arado común

Autor: Utilizado en Mesopotamia desde el cuarto milenio antes de nuestra era.

Descripción: Es el arado menos evolucionado de los tirados por ganado, usado desde tiempos de los romanos en todas las tierras de su imperio. Tan solo penetra en la tierra y hace un surco, sin voltear apenas la tierra, ya que carece de vertedera.


Material: Metal y madera.
Nº de catálogo: 648.
Fecha de adquisición: 1883.
Fabricado por: Victoriano Cameco, Valladolid.

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Arado comun

Así era descrito en los libros de la época:

Arado timonero español - Es una ligerísima modificación del arado común romano, usándose desde tiempo inmemorial en casi todas las provincias de España.

Arado timonero español. (1887), En: Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano de Literatura, Ciencias y Artes, Tomo segundo, 1ª ed. Barcelona, Montaner y Simón, editores. pp. 472.

Por la unión de las referidas partes resulta una palanca angular en la cual actúan respectivamente: en el timón ó brazo más largo, la potencia, que trata de vencer la resistencia de la tierra mediante la acción de la reja situada en el brazo más corto, formado por el dental, en el cual encaja ó se apoya aquélla. La acción del obrero que dirige el arado apoyándose en la esteva, fija la posición del punto de apoyo, situado en la unión de dicha esteva con la palanca angular.

LÓPEZ VIDAUR, A. (1895), Un curso de agricultura elemental. Barcelona, Imprenta de Pedro Ortega. pp. 132.

Arado antíguo ó romano.=Es el más usado aún en la mayoría de España, motivo por el que se le conoce con la denominación de común. Las piezas de que todos los arados de esta clase constan, son las siguientes: reja, dental y orejeras: cama, esteva y pescuño; timón y belortas, (Grab. 33).

Arado común

[...]

Defectos del arado común.=Sus defectos principales son los siguientes:

1.º La rigidez del tiro que ocasiona la inflexibilidad del timón da lugar á frecuentes sacudidas, fatigando en mayor grado al labrador y á la yunta.

[...]

2.º La fijeza del ángulo, que el timón forma con el dental, obliga á que la reja penetre con gran oblicuidad en la tierra, á la cual rasga pero no levanta ni voltea, como exige una buena labor.

[...]

3.º La falta de cuchilla y vertedera hacen muy difícil é imperfecto el trabajo de la reja, pues encuentra gran resistencia para abrir el surco, si hay raíces ó se halla endurecida la tierra, y la mayoría de ésta vuelve á caer en el fondo de aquél.

DE BENITO Y LÓPEZ ESCRIBANO, G. (1896), Tratado de Agricultura elemental. 6ª ed. Valladolid, Imprenta y librería de José Manuel de la Cuesta. pp. 95-97.


Fecha de creación: 16-marzo-2017
Última actualización: 16-febrero-2018
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